8 de la mañana. Clack! El tostador ha saltado. Mermelada de
kiwi en el croissant. Suspiro y soy consciente de la tranquilidad que respiro.
3 únicos sonidos: tic tac del reloj, respiración pausada de Lola bajo la mesa y
los gorriones piando en el colgador de la ropa. Tomo el té a sorbitos en un intento de prolongar este
sencillo momento de paz.
No demasiadas cosas que hacer hoy: hojear unos libros que
pedí por correo, seguir con los bloques del borde de Evening Bloom, los patrones de un blusón, un rato de
piscina… Nada importante pero todo esencial para disfrutar de esta mañana de
domingo.