viernes, 30 de octubre de 2015

Hecho con Amor

Se nota la diferencia. Me levanto, desayuno con una novela, saco a Lola y mientras paseo planeo la comida del día. Volvemos a casa a buen paso y a coser. Bloque a bloque y tira a tira, la mantita ya está lista para acolchar.







Y sí… se nota la diferencia entre lo hecho con prisas y lo cocinado o cosido con amor. Estoy de vacaciones. Me encanta cuando el reloj desaparece y me entrego feliz a la anarquía de horarios. Es genial dejarse llevar por las necesidades del cuerpo, comer cuando hay hambre, pasear, sestear, leer, coser…. 


Amaso y horneo un pan con semillas, preparo crema de calabaza, pongo la mesa, y me froto las patitas pensando en la sobremesa: té con rosquillas y un muy recomendable libro de puntos de bordado. A disfrutar sin cortapisas. Al menos durante una semana.







sábado, 24 de octubre de 2015

Los Nuevos Magos de Oriente

Confieso que abrir  los paquetes de telas que me entrega el cartero, me hace mucha más ilusión que los regalos de Reyes cuando era niña. El elemento sorpresa ya no existe porque las telas las elegí yo misma en internet, pero me invade siempre una tonta emoción al romper el envoltorio. Y es que vienen de Oriente como los Magos. Eso explica que tarden semanas en llegar aunque… no creo que Correos traiga los paquetes en ninguna caravana de camellos cargada de sacos.

Éstas son mis adquisiciones del verano. Pensé que, en caso de desastre nuclear, invasión extraterrestre o catástrofe natural, sería interesante aprovisionarme y que no me faltaran materiales en el otoño, en el  invierno y el resto de mi vida.











En cualquier caso, ya es otoño y no sólo los escaparates estrenan estación. El campo también se ha vestido de sobriedad y humedad.  Es tiempo de setas, de castañas y de pasear por el bosque con la vista fija en el suelo para no perderse el espectáculo.











domingo, 18 de octubre de 2015

Neveras Frías


La camiseta la hice este verano para regalar. El dibujo era demasiado grande así que modifiqué el tamaño, y al no bloquear las proporciones, los pechugones pajaritos se estilizaron de repente.









Y hablando de estilizamientos y de comida… En verano, Freddy nos ha surtido con montones de cosas ricas de la huerta de su padre: higos, peras, pimientos, calabazas, calabacines, lechugas, tomates… Cada vez que preparaba una ensalada, no podía evitar pensar que se nos ha olvidado el auténtico sabor de lo que comemos. Porque… a qué va a saber un triste tomate de invernadero forzado a crecer, rojo y uniforme en calibre, a sus compañeros de rama? O los huevos de gallina estresada y medio enloquecida en su hacinada jaulita? Y las vacas alimentadas con pienso compuesto que no salen jamás al pasto fresco? Luego dirán que somos lo que comemos.



Nos alimentamos de invernadero o piscifactoría, cocinamos con prisa y en nuestro tiempo libre alimentamos el alma con televisión La Vida acabará teniendo un regusto a insatisfacción, a deseo reprimido, a mediocridad. Me afiliaría a las filas de cualquier partido político biológico si es que lo hubiera. Porque seguro que habrá políticos sin conservantes, colorantes o familiares a los que enchufar. Empiezo a desvariar. Cierro con unas imágenes del potager de Chenonceau y con música de otro tiempo {AQUÍ}