Conversaciones Conmigo Misma

La cola de Correos llegaba a la puerta. Me di media vuelta y enfilamos al parque por la acera en sombra. Normalmente aprovecho cada rayo de sol pero estos días bochornosos apetece buscar el fresco. 

A última hora de la tarde volví a recoger mi paquetito de telas y lo abrí por el camino. Primera ojeada a los metros de felicidad con los que paso muchas tardes. Ya en casa los extiendo sobre la alfombra y en el mejor de los casos los ordeno por colores. Otras veces entablo conversaciones conmigo misma:

"Ah pero qué bonita es esta tela... quedaría genial con aquella roja que compre en... a ver dónde estaba? pues no... parece que no está en la estantería con las rojas... qué raro. Mmmmm qué cabeza Esther!  La tienes en el armario con... sí!! en el montón que tienes apartado para... Caramba, no me acordaba de que también estaba esta azul. Si es que claaaaaro... la azul era para un bloque precioso que vi en el libro de Edyta. Vamos a ver... saca el libro y lo vuelves a ver. Oooohooooh y este otro libro... qué maravilla...!!! aquí había un quilt antiguo que querías haber empezado hace un par de años. Ya Esther pero se te cruzó un Baltimore. Bueno pero tranquila, ya lo harás... Pero qué había venido a buscar... una tela roja? Uffff y esta de Judie Rothelmer, cuanto me gustan las telas de sus colecciones. Y si corto algo nuevo para las vacaciones de verano? Porqué no? Que nooooo Esther... que tienes un Dear Jane pendiente de acolchar, el segundo apenas empezado y todo lo demás... NI SE TE OCURRA".

Soy débil, no pude evitarlo una vez más y aquí están todas estas piezas esperando encontrar hueco en la maleta.