Después de los vertiginosos meses de diciembre y enero,
la tranquilidad parece haberse instalado en casa. Comienzan a verse ya los
resultados del cambio: todo está en su sitio y han vuelto las tardes de té, con banda
sonora musical o tele, mientras ojeo revistas de patch o coso.
El jueves, acabé de rematar una manta-panel
que llevaba empezada la friolera de dos años. A pesar de que odio tener varias
labores (o libros) empezadas, siempre caigo en la tentación y acumulo bolsas
con esbozos de proyectos y combinaciones diversas de telas.
Para celebrarlo, bajé a aprovisionarme de
Christmas Tea. Esta deliciosa mezcla, únicamente está disponible desde antes de
Navidades hasta febrero. Me recuerda a Iñaki… Vino a visitarme antes de
Nochebuena con un panettone grande bajo el brazo. Llevamos el amor por las
Navidades y el azúcar, hasta el extremo de engullirlo prácticamente entero…
Si el espíritu navideño quisiera instalarse
en algún lugar que no fuera El Corte Inglés, elegiría la casa o el corazón de
mi querido Iñaki. Es por eso que pensé
que la corona blanca del ángel {AQUI}, quedaría genial en la entrada de su casa.
Hace años, él me regaló un minicuadrito con otro ángel que aún conservo. Porque…
¿quién no necesita un ángel en su vida?
Qué gusto visitarte una vez por semana! Cualquier comentario ¡lo dices tan bonito!. La manta te habrá costado dos años (por tenerla abandonada, a mi me hubiera costado eso dedicandole todos los días), pero te ha quedado preciosa. No se a quién va destinada, pero espero sepa la joya que se lleva. Un beso
ResponderEliminarSara
Hola Sara! siento decepcionarte pero el único mérito ha sido acolcharla. Es una panel que viene según lo ves. Gracias por tus comentarios y nos vemos aquí la semana que viene. Un abrazo
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