martes, 27 de diciembre de 2022

Últimos días 2022

Apenas unos días y diciembre caerá como una hoja. No suelo hacer balances de año viejo. Cuando mire hacia atrás, bien avanzado ya el 2023, el balance saldrá por sí sólo. Tampoco me gustan los buenos propósitos porque tienden a convertirse en pesados lastres durante el año y si algo me gusta es volar libre.


Carpe florem será el nombre de este quilt. Lo empecé en abril con idea de presentarlo al concurso del Festival Internacional de Sitges que organiza anualmente la Asociación Española de Patchwork. El tema de la convocatoria 2023 será "Flora, fauna y primavera".


Carpe florem: trece bloques con aire tradicional, aplicaciones a mano, fussy cutting floral, estrellas y una tela de fondo con tipografía antigua. Me gusta, sí, mucho (lo escribo sonriendo), por el contraste de color, por los estampados florales, por las telas reproducción, porque reúne algunas de las cosas que me hacen sentir más feliz: libros, flores y costura.


No puedo decir que la idea sea original, en el patchwork tradicional es casi imposible serlo. 


Aporto mi enfoque personal en la mezcla de color y las variaciones en la composición del bloque. 


Los meses de la pandemia, los pasé como todos nosotros. Encerrada en casa viendo con horror las noticias y buscando refugio en lo que se podía hacer. Cosí y acolché uno a uno los bloques del "Wedding Sampler Quilt de Di Ford. En una nota de su libro, se decía que estaba inspirado en un antiguo quilt conservado en el museo de Philadelphia. 


Busqué una foto y la imprimí. De los 57 bloques del quilt original, Di Ford usó sólo 25. Decidí dibujar los restantes con el EQ8 y el primero que cosí, lo presenté a la primera edición de #nuestros quiltscuentanhistorias. Los tres siguientes forman parte de Carpe Florem.



En septiembre comencé a acolchar los bloques individualmente. El calor abrasador, las prisas por terminar y otras auto exigencias perfeccionistas transformaron las horas de costura placentera en agobiante obligación. No podía ser... Dejé a un lado la idea de competir y volvieron las ganas de coser. Y en eso ando, cosiendo lo que quiero cuando quiero.


Me despido ya con campanadas a mediodía en el Monasterio de San Salvador en Oña. Tras la visita salimos al sol del claustro y en medio del silencio, comenzaron a sonar las campanas. Belleza y emoción, el mejor balance para un feliz año.





3 comentarios:

  1. lo mejor es no agobiarse y dejarse fluir, si no no funciona


    el ajuar de beatriz

    ResponderEliminar
  2. Tu balance será maravilloso, cómo tus trabajos, a los que ya no sé cómo calificar, espectaculares, maravillosos, geniales, etc, etc...
    Unas bonitas fotos donde se respira tranquilidad, tan necesaria en estos momentos.
    Besitos fuertes preciosa

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado tu entrada, con esos bloques tan divinos, y que lo mejor es que hagas a tu ritmo para disfrutarlos como se merece la costura y tu. La ultimas fotos, para no desentonar son preciosas tambien.
    Feliz Año Nuevo.
    Chary :)

    ResponderEliminar