La revista, la compré las navidades pasadas durante un
escapada a Alpes. El supermercado es visita obligada en Francia y suelo
aprovechar para ojear los revisteros. A pesar de tanta globalización, volvemos siempre
con el coche cargado de viandas y revistas varias.
La colcha de la portada fue un flechazo instantáneo y desde entonces,
ha estado dando vueltas de la mesa al sofá y del despacho a la cocina. El mes
pasado comencé a cortar tiras rojas de lunares. Como técnica, el log cabin, no
puede ser más sencilla y relajante.
También le ha llegado su hora a las galletas de Halloween que
me regaló Sara. Aprovecho una pausa (estoy decapando unas mesillas) y le
arranco de un mordisco la cabeza al pobre muñeco. Olor a madera por la casa y
sabor a anís en la boca. Hummm… sólo falta una tacita de té.
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