Mi
afición por la aguja y el hilo viene de bien atrás. Impresas en la memoria
quedaron para siempre, largas tardes de radio en compañía de mi madre. Le
gustaban las radio-novelas. También escuchaba el famosísimo consultorio de Elena Francis. La delicada
melodía Indian Summer servía de hilo
conductor a los consejos para mujeres desorientadas y conyugalmente abocadas al
sacrificio.
Mi
madre cosía en su vieja Alfa y el sol entraba a raudales por la balconada. Yo,
jugaba con mis muñecas. Sentada en el suelo de madera de pino, bañada por la
cálida luz, no existía para mí mejor lugar en el mundo.
Ella
ha perdido la afición y ahora, soy yo la que cose. Uno de estos días en que
vino a visitarnos, vio los monederos y le parecieron “una monada”. Le prometí
que le haría uno con la boquilla y la tela que más le gustara. Y éste es el
resultado.
Con
esta misma tela japonesa y la técnica drunkards
path, le hice el año pasado un cojín y más tarde una bolsita con molinillos
en tono marino. Nunca podré devolverle todo que ella cosió para mí, pero es mi
forma de agradecérselo.
Muy bonito, me encanta como escribes, espero verte este año.
ResponderEliminarun saludo