Nueve de la mañana. Tecleo sentada sobre la alfombra mientras Lola
dormita a mi lado. Por la balconada abierta se cuela la fresca brisa matinal. Henry
Mancini suena en primer plano y los
gorriones del parque acompañan piando.
Hoy no trabajo. Aprovecho el día libre para perder el tiempo. Y me
parece bien. Perder el tiempo lúdicamente es un gran entretenimiento.
Miro las estanterías cargadas de telas. Saco varias, las extiendo a mi alrededor, alguna cae sobre Lola que ni
se inmuta ante la improvisada sábana. Muevo hombros y pies al ritmo de Tear drops keep falling on my head {AQUÍ}.
Probablemente hoy acabe de montar el nuevo quilt: trip around the world.
La técnica es simple y rápida. La elección de color parecía ser lo más
complejo. Estoy usando unas telas (no todas de algodón me temo) que compré en
el mercadillo de Algorta con Sara y algunas más que encontré en Casadetela.
Me despido mientras suenan las últimas notas de la versión orquestal de
Mancini de In the Windmills of your Mind {AQUÍ}.
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