Anochece entre relámpagos y
granizos. Me hundo un poco más en el sofá. Odio los inviernos. Por muy
melancólica que me resulte la lluvia tras el cristal o los copos de nieve con
su leve caer, el invierno lo asocio con la tristeza, el encierro y la humedad
del norte.
El sonido de los granizos se
impone al de los anuncios de televisión. Abro un ojo con desgana y presto
atención al anuncio de cruceros. Una voz en off proclama que la vida debería
vivirse en momentos, no en minutos. No puedo estar más de acuerdo. El slogan
mola pero seguramente mola mucho más si eres una feliz familia de envidiable
juventud y sonrisa. Eso sí… y con posibles para irse de crucero en plena cuesta
de enero, niños y abuelos incluidos. Los telediarios sin embargo, están
cargados de familias menos glamurosas que acuden a diario a sentarse, no en la
mesa del capitán, sino en comedores sociales. Y los abuelos de las noticias comparten
sonrisas, pensiones y hasta sus casas con hijos y nietos menos favorecidos que
la estilosa familia del anuncio.
Me desperezo sacudiendo las
gotas de amarga realidad. Estos días he estado trabajando en la colcha “Evening
Bloom”. Llevaba un par de meses aparcada y le he dado otro tirón. Me encanta
cómo queda la parte superior. Parece que sigo firme en mi decisión de no
empezar nada nuevo hasta rematar UFOs. Merezco el premio a la determinación…
voy a ponerme un té.
Te felicito esta quedando muy mono
ResponderEliminarGracias por tu comentario anonimo visitant@. Hoy he comenzado otro bloque. Cada día más cerca...
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