Llueve desde el jueves. Estuve en el Salón
Tendencias Creativas 2015 y al salir ya había empezado... Al desencanto del
ambiente del Salón, se sumó una lluvia fina y continuada. Llegué a casa con la
sensación de que, por mucho que medios y políticos anuncien el final de la
crisis, en el mundo real, seguimos a la intemperie, empapándonos de realidad y
cayendo sin llegar a tocar fondo.
En ediciones anteriores, era un gusto ver llegar
autocares cargados de mujeres hambrientas de telas y fornituras. En algunos puestos
nos arremolinábamos como las palomas del parque sobre las migas de pan: voces entremezcladas
comentando precios, combinaciones de color, labores… Este año se circulaba con
tranquilidad, todo al alcance de la mano…
Compré comedidamente: nada deslumbrante, nada que
codiciar.
Incluso la exposición me pareció un poco floja.
Ya en casa, en el confort del sofá y el cobijo de la
mantita, seguí rumiando mis impresiones del día con un té y un muy generoso
trozo de bizcocho de naranja.
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