Esta
pasada semana han germinado las semillas de las malas noticias así que me he
visto obligada a ponerme a salvo de semejante tormenta. He buscado refugio en
la manta-cojín de vivos colores y en el libro de Gregoire Delacourt, “La lista de mis deseos”
Los
colores de las telas me recuerdan que siempre que llueve escampa, y la manta
luce bonita y brillante como un arco iris. Las telas de Holland Fabric House eran insuficientes, por lo que me vi obligada
a hacer un casting en las
estanterías. La ganadora, con sus arbolitos y pájaros de ojos redondos e
inocente mirada, combina estupendamente con la verde pradera de lunares.
Sólo
resta envolverla en papel de seda a la espera de volar estrellas, pájaros y
arbolitos, a su destino final: la cuna de la bebita de un familiar que nacerá
en un lejano país. Aunque suene a principio de un cuento, es la famosa Crisis
la que les obliga al traslado y si sigo por esos derroteros, esto pasará de
cuentito, a crónica de actualidad.
Por
eso, cierro recomendando “La lista de mis deseos”. En general, las
contraportadas pobladas de críticas compradas de afamados escritores o
respetables periódicos internacionales me predisponen negativamente. Pero el
libro, me ha ganado por la normalidad y humanidad del personaje. Su vida es tan
corriente, sencilla y poco glamourosa, como la de cualquier mujer de a pie, que
no vive en un perpetuo episodio de “Sexo en Nueva York”. Glamour sí… pero con
medida.
Gracias por pasarte por mi blog Esther, cuando las malas noticias asoman, existen refugios sencillos que nos reconfortan enormemente, tomo nota de tú propuesta literaria y espero que nos veamos a menudo por el mundo bloguero.
ResponderEliminarUn abrazo
Palmira (Cosas de Palmichula)