Desayuno temprano y en la ventana
el color del cielo va cambiando lentamente. El olor a pan tostado llena la cocina y Lola
descabeza su primer sueño tras desayunar. Unto despacio la mantequilla y la
cubro con la mermelada de albaricoque al Armagnan que Mari me regaló en un
anticipado regalo de cumpleaños.
Pienso en el fin de semana de sol
radiante. Las temperaturas han subido 7 grados. Probablemente haya algún estudio
que demuestre, más allá de toda duda, que el calor reactiva las ganas de vivir
y de hacer. Tras las gafas de sol, la gente y el mundo me parece siete veces
más feliz.
Comparto la alegría de Sara por la
llegada de su primera nieta. Cose con avidez dos colchas maravillosas para su “pequeño
garbanzo”. Este es un adelanto de la primera, prácticamente acabada y lista
para acolchar.
Son ositos de tierna mirada. Es una pena que los detalles no se
aprecien en las imágenes: hocicos con relieve, el aro del chupete, el botón del
zapatito…
Me como el último bocado de
tostada, la cocina amarillea ya, bañada por el sol. Las burbujas de felicidad
del fin de semana aún flotan a mí alrededor.
Pincho el botón de “publicar” y comienza la semana…
Feliz semana para ti tambien Esther, la colcha es un primor con esos ositos tan amorosos, me encanta.
ResponderEliminarBesicos, Maribel
Pues espera a ver la otra que está montando. Compramos el kit en Creativa Bilbao en enero y le está quedando precioooosa. Besos
EliminarEstán graciosísimos los ositos, es un lujo tener una abuela que hace patchwork :) Besos!
ResponderEliminarDan ganas de tener nietos para coserles "ternuras" de ese tipo. Aunque seguramente debería empezar por tener hijos... :))
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